Recolección de Símbolos: Siete de Espadas

La poesía me interesa porque es un entramado de imágenes cuya composición, decodificación y conformación me apasionan de sobre manera, me pasa exactamente lo mismo con el tarot y otras mancias que tienen que ver con el tejido y destejido del goce estético y la necesidad de los habitantes del mundo para expresar sus emociones. También soy una enamorada de las cosas que supuestamente no importan o no sirven, porque si bien la poesía, el tarot y las humanidades (por nombrar algo entre varias cosas) tienen una posición clara en la sociedad, sí es verdad también que son el tipo de disciplinas que se sacan de la balanza tan pronto como no haya fondos, tiempo, o ocurran otros problemas de similar alcance.

Incluso en mi extraña adolescencia, recuerdo las burlas de niños y adultos porque yo era “humanista” y no “científica”, también recuerdo mis batallas con todos los profesores de matemáticas y mil y una situaciones que al final son el reflejo del escaso valor que se le asignan a los símbolos, las letras, el arte y así. Aun cuando hay evidencia histórica gracias al arte, aun cuando se ha demostrado como un faro de luz en medio de los conflictos que hemos atravesado como seres humanos, el arte y las humanidades no tienen el podio que realmente merecen.

Todo esto para decir que el mundo es un símbolo, una representación constante de sí misma, esto ya lo dijeron muchos, tal vez sumaría que esta manifestación no requiere la mediación del ser humano con el protagonismo que quisiéramos, aunque sí se requiere al ser humano como medio de otras cosas como, por ejemplo, el archivo, catalogación y clasificación del relato de la tierra.

Dentro de este mundo de representaciones, el tarot me hace un sentido enorme en la medida que permite ordenar y llenar de contenido los símbolos repetitivos con los que nos encontramos en la vida, incluso si, al final del día, depende de nosotres entregarle una finalidad. En el tarot, la finalidad es el viaje de aprendizaje, que se repite hasta el infinito, trascendiendo la individualidad y activando la comunidad.

Debido a esto y mucho más, considero casi un panorama salir a recolectar los símbolos como si se tratara de flores, el otro día fuimos al cementerio general de Talca con la Nina, que es un amiga muy querida de Curicó. Transitando entre los mausoleos nos encontramos con uno de las Religiosas Adoratrices, según la página de esta congregación, son un grupo que se fundó en 1856 por Santa María Micaela para servir al dios católico y a mujeres en contextos de prostitución o de violencia. Llevan una sotana gris y en Chile ya se hacían presente en el 1918, en el Congreso Femenino de ese año se comprometían con la asistencia material y espiritual de niñas y jóvenes con la finalidad de evitar que cayeran en la prostitución, formando parte de “La Cruz Blanca”, que tenía un fuerte componente religioso, pero de la cual también participaba la Liga de Damas Chilenas, la Sociedad de Protección de Presas y la Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás de Aquino, lideradas por Adela Edwards de Salas.


Es curioso como las feministas de antaño eran canonizadas por su inclinación a resolver las injusticias sociales, mientras que en el presente no se reconocen las causas levantadas por ellas como justas, solo porque no lo hacen en nombre de dios (que es imaginado como hombre). Santa María Micaela empezó a trabajar con su comunidad después de visitar el Hospital San Juan de Dios de Madrid, al ver a una mujer joven con un chal que se estaba prostituyendo en la zona. Como ex católica, siempre me ha parecido interesante como, históricamente, el ejercicio religioso termina siendo una herramienta para la liberación de la mujer: para estudiar, para ascender socialmente, para tener una familia escogida, techo, alimentación y, como lo fue en el caso de Santa María Micaela, para ayudar a otras mujeres. De hecho, desde las Adoratrices se desprenderte el “Proyecto Esperanza” que es una organización feminista que se dedica a luchar contra la trata de personas en Europa y África. Podríamos hablar bastante de si es efectiva o no, del feminismo desde la iglesia, del feminismo desde cualquier religión y así, pero en esta oportunidad solo quería dejar constancia de la existencia de esta organización y de su quehacer en el territorio. En lo que consta al Maule Sur, el establecimiento educacional ligado a esta congregación más cercano está en Talca.

El mausoleo de las Adoratrices en el cementerio general de Talca es precioso, se nota cuidado y pintado con pulcritud. Al medio, por las rejas, se puede apreciar una estatua de la Virgen María. Esta tiene múltiples versiones, pero observamos en esta oportunidad su manto celeste y blanco, así como su corazón al descubierto con Siete cuchillos. En la religión católica, que fue con la que me crié, cada familia tiene sus vírgenes y sus santos, en la mía, siempre tuvimos una relación especial con San Sebastián y la Virgen del Carmen (que es la Virgen de las fuerzas armadas, por lo demás), por lo tanto, esta virgen me resultó una incógnita y, junto a mi amiga, nos quedamos mirándola por mucho rato. 

 



Ya en casa, averiguo que es la Virgen de los Dolores, y teniendo clara la misión de las Religiosas Adoratrices se puede entender por qué es esta la figura que se extiende sobre sus tumbas. Esta Virgen hace alusión sobre todo al dolor que vive como madre de Jesús y los siete cuchillos aluden a los siete episodios de la vida de Jesús. A mí todo esto me fascina, lo leo y lo consumo como si estuviera leyendo del panteón romano, lo tomo críticamente, teniendo en cuenta el rol que tuvo la iglesia católica en la colonización y con la consciencia de que, hasta el día de hoy, se busca captar feligreses de formas sumamente cuestionables. 

 


También, este amalgamamiento de símbolos me recuerda un montón al Siete de Espadas. Dentro del tarot, las espadas se asocian a la salud mental, la autoestima, el sentido de la justicia y los valores. Específicamente, esta carta se asocia a la imperfección, a la mentira, el robo y la frustración de la que vienen y a la que conllevan esas emociones. No puedo evitar relacionar a la Virgen de las Angustias con esta carta, es mi recolección de símbolos del mes. Me pregunto si el Siete de Espadas representa a una María a quien le roban su hijo, o si es María creyendo que su hijo iba a ser salvado cuando su destino ya estaba escrito. Ambas cosas escapan totalmente de su control. Estos paralelos son sumamente importantes para mí, es un ejercicio que activa conocimientos culturales e intereses personales pero, también (y pueden reírse), representa la conexión mágica de la que todes participamos.

Cuando te aparece el Siete de espadas, necesitas calmarte, dar un paso atrás, dejar de competir y compararte. A veces, incluso significa dejar de comparar y competir contra ti misme porque a veces nuestros enemigues son nuestras versiones pasadas o futuras, la que creemos con mayor potencial. Ese momento que recuerdas cuando fantaseas con volver al pasado, o ese punto imaginario que supuestamente encontrarás cuando estés más flaque, más vieje, con más plata y así. Si María se leyera las cartas, el Siete de Espadas aconsejaría cambiarse de religión, porque no puede confiar en una institución, en un dios, que le da un hijo milagroso y después se lo quita de esa forma. De la misma manera, puede representar la necesidad de un cambio de trabajo, de novie, de ciudad dependiendo de las cartas que la rodean. Al mismo tiempo es una cuestión de lógica: “hay personas que ya han pasado por esto, escucha su sabiduría, toma otro camino”, al final, los símbolos permiten la oportunidad de crear un colectivo común, es por eso que entre las culturas hay una multiplicidad de símbolos que se repiten o entrecruzan.

En el caso del catolicismo, es una religión que muestra el sacrificio y el dolor con orgullo, una muestra de santidad. El tarot no es una religión, es un canal; de hecho, hay bastante tarotistas que se alinean con el catolicismo, pero el tarot no nos muestra el dolor como un medio ni como un fin, solo como una consecuencia. María hubiera sido consultante fiel de la consultante de su bruja local, creo yo.

La conclusión de esta recolección de símbolos es la misma que cualquier otra: nos reflejamos constantemente. Si debo indagar personalmente, siempre me impacta la influencia del catolicismo en Chile, recuerdo también el momento exacto en que decidí que ya no era católica. Fue un momento Siete de Espadas; estaba cansada de llevar a cuestas una institución que se disparaba constantemente los pies, símbolo de todos los hombres que odiaba en ese momento, en una edad en la que estaba mucho más consciente del rol siniestro de asimilación en el cuál habían participados distintos agentes de esta religión.

Así como yo hay miles, irán al cementerio y verán la estatua de la Virgen. Le tomarán una foto y harán su propia recolección, que espero leer en algún lado. Tal vez cuando vea a la Virgen de las Dolores por casualidad, pensaré en el Siete de Espadas manifestándose y haré caso.


Fuentes

Página oficial de las Religiosas Adoratrices: https://adoratrices.com/

Página oficial del Proyecto Esperanza:  https://www.proyectoesperanza.org/ellas/testimonios/

Mujeres y Política en Chile S. XIX y XX. Recopilado y Editado por Rolando Álvarez V., Ana Gálvez C. y Manuel Loyola T.

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