Omnipresente

la cámara del vecino 
sabe casi todo de mí
cuántas veces bajo la escalera
y en qué parte del día me desnudo 

tiene registrado mis niveles de pudor y angustia

es un crucifijo caído 
que se confunde con la loza
y que a veces recuerdo 
con el nervio de un creyente 

lleva un conteo de mis salidas
y tiene ángulo de ángel

se multiplica entre palmeras y araucarias
como una amenaza

si hubiera alguien al otro lado
me conocería demasiado
hasta el crimen y el hastío

y yo podría ser una señal 
una marioneta 
de sus terrores nocturnos
el final de su país imaginario

pero los reflejos vacíos 
por mucho que parpadeen
solo pueden calcular el tiempo
no pueden leer mi corazón

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