Omnipresente
la cámara del vecino sabe casi todo de mí cuántas veces bajo la escalera y en qué parte del día me desnudo tiene registrado mis niveles de pudor y angustia es un crucifijo caído que se confunde con la loza y que a veces recuerdo con el nervio de un creyente lleva un conteo de mis salidas y tiene ángulo de ángel se multiplica entre palmeras y araucarias como una amenaza si hubiera alguien al otro lado me conocería demasiado hasta el crimen y el hastío y yo podría ser una señal una marioneta de sus terrores nocturnos el final de su país imaginario pero los reflejos vacíos por mucho que parpadeen solo pueden calcular el tiempo no pueden leer mi corazón